A lo largo del tiempo el tratamiento para la diabetes ha ido evolucionando, haciéndolo también las recomendaciones nutricionales. Debido a ello muchas personas tienen una serie de ideas que no corresponden con las recomendaciones actuales sobre alimentación y diabetes. ¿Puedo comer papas?, ¿el gofio es malo?, ¿y la fruta? Hagamos un repaso de las recomendaciones actuales:
1. Cuidar los alimentos que “suben el azúcar”.
Por fallos en distintos mecanismos, en las personas con diabetes el azúcar no entra en las células y comienzan a subir sus niveles en sangre. Por ello, es importante saber cuáles son los alimentos que “suben el azúcar”, para aprender a controlarlos:
Cereales, legumbres y tubérculos (Pan, arroz, pasta, avena, gofio, lentejas, judías, garbanzos, papas, batata…)
- Cuidar la cantidad: Dependerá de las necesidades de cada persona. Se pueden consumir en cada comida principal.
- Utilizar versiones integrales: ayuda a ralentizar la absorción de azúcares.
- Combinarlos con proteínas y vegetales (como en el método del plato): hacer esta combinación también ayuda a que el azúcar suba más lentamente.
- Evitar alimentos refinados y azucarados.
Frutas
- Consumir 2-3 piezas de fruta fresca al día. Mejor con piel.
- Variar las frutas que se comen, cambiando los colores. De esta forma obtendremos más variedad de nutrientes, que están muy repartidos entre las distintas frutas.
- Evitar los zumos, ni en formato “sin azúcar añadido”, “light” o naturales. Si nos fijamos, necesitamos varias piezas de fruta para conseguir un vaso de zumo. Además, estamos retirando toda la fibra de la fruta. Por este motivo, los zumos suben los niveles de azúcar en sangre.
- Plátano, uvas, higos… También se pueden comer. Elegir porciones más pequeñas, y variar con otras frutas ayudará a que no supongan un problema para la diabetes.
Azúcar, dulces, golosinas, refrescos…
- Reducir al máximo el consumo de estos alimentos. Suelen tener grandes cantidades de azúcar (a veces “camuflado”) y grasas perjudiciales.
- El azúcar moreno, la panela, la miel, la fructosa, el sirope de arce, agave… son todos distintas formas de azúcar, por lo que ninguno de ellos es recomendable si queremos controlar el azúcar.
- Leer el etiquetado de los alimentos. Si el azúcar es uno de los 3 primeros ingredientes, mejor optar por otro.
Atender también a los alimentos que no suben el azúcar
No solo los alimentos que tienen azúcar afectan a la diabetes. El exceso de peso también juega un papel fundamental en el control de la enfermedad, por lo que es importante llevar una alimentación saludable que nos permita alcanzar y/o mantener un peso saludable. Además, la diabetes aumenta el riesgo cardiovascular. Por ambos motivos, se recomienda también:
- Consumir a diario proteínas de buena calidad: pescados blancos y azules, huevos, carnes magras (pollo, pavo, conejo, y cortes “limpios” de cerdo como el lomo o el solomillo).
- Moderar el consumo de carnes rojas: máximo 2-3 veces/mes.
- Evitar las carnes grasas y los embutidos como el chorizo, salchichón, mortadela…
- Consumir grasas saludables: aceite de oliva virgen extra, frutos secos al natural, aguacate… Siempre con moderación.
- Evitar mantequillas, margarinas, bollería y productos industriales, incluso en su formato “Light” o “aptos para diabéticos”: tienen grasas saturadas y/o trans, por lo que son poco recomendables.
Si nos fijamos detenidamente, estas recomendaciones son las mismas que las que se fomentan para la población general. Sin fórmulas mágicas y comiendo como podría hacerlo el resto de la familia, podemos mantener la diabetes bien controlada.